Las lesiones autoinfligidas (rasguños, cortes y quemaduras sobre el tejido corporal) se han transformado en un importante problema entre los adolescentes. La investigación en psiquiatría y ciencias sociales rara vez ha examinado estas prácticas autolesivas más allá del ámbito clínico. Por ejemplo, se ha prestado poca atención a la vida de los adolescentes en situación de calle, un grupo en el cual las autolesiones son frecuentes. ¿Cuál es el sentido que adquieren las autolesiones en la cotidianidad de la calle ? ¿Cuáles son sus usos en el contexto de una vida expuesta a la violencia ? A partir de la reconstrucción de la trayectoria biográfica de Violeta, una joven de 17 años que vive entre la calle y los hogares de menores en Santiago de Chile, este artículo muestra cómo las autolesiones emergen como una práctica paradójica de (auto)cuidado que forma parte del trabajo subjetivo para reorganizar una vida desgarrada. El artículo desarrolla una reflexión sociológica sobre las autolesiones mostrando cómo, ante la fragilidad estructural de la experiencia (psíquica y social) de la vida callejera, los individuos a veces movilizan estrategias consideradas “patológicas” para restablecer la continuidad de su vida ordinaria.
